15 de septiembre de 2011

Sueño líquido

Para Astrid A. León.


Nadie se había percatado que ella formaba trazos y figuras en el agua. Lentamente, con su pequeño lápiz labial rojo, comenzó a dibujar unas formas aladas que le recordaban los canarios de su vecina. A medida que transcurría el día las figuras acuáticas se iban estilizando, lo cual le confería a la piscina donde se encontraba, un vaho rojizo, chapoteante, hipnótico. Convencida de que nadie la vería, se desvistió y sumergiendo sus pequeños bracitos en el agua, dibujó a un niño. El lápiz labial se deshizo, pero se dijo en medio de su ingenua soledad, de que nunca, nunca jamás, volvería a estar sola de nuevo.
En el agua el niño le sonreía.