15 de septiembre de 2011

Máscara de J


Venecia es una ciudad amenazada por el sortilegio de las aguas; quizás algún día se la trague el mar como a una piedra y todos nosotros (los que verdaderamente la hemos comprendido) bajemos a recorrerla conteniendo el aire en los pulmones. (el cuaderno rescatado de William Turner)


En el mes de abril, durante las primeras fases de la luna, el Gran Maestre del circo de los Visionarios, barajaba con sus cartas distintos símbolos, asignándole a cada artista una encomienda, un destino a seguir. A algunos les tocó el sol, y se fueron rumbo al desierto. A otros les tocó el fuego, y sin demora, se internaron en los fríos bosques nórdicos, sirviéndose de lobos como montura. A una mujer se le entregó un oasis, y sin despedirse de la caravana, siguió sola y durante muchos años las aguas del Nilo. El último integrante del grupo se le otorgó una carta con la letra “V”. Tendré que generar un nuevo teatro de “visionarios”, pensó en el preciso momento en que guardaba la carta bajo su manga . Y en una noche sin luna, portando una mascara de jade decorada con lapislázulis , se fue rumbo a Venecia.