15 de septiembre de 2011

Una mariposa planeando




Las mariposas aleteaban fuera de tu boca, surcando y rozando las esferas de tus labios; las manos se deshacían imitando la forma del viento y del fuego que gritaba. Amarillo, naranja, rojo, eran los colores de las llamas que fraguaban la infinita noche que nunca moriría. ¡Alza ese cuchillo y abre un agujero en tu estomago! Gritó una forma vestida de nube: "Enrosca tus vísceras como la brisa y deja que el viento flamee en tu mejilla".

Soy el señor del verso, el artista de la nada, el fracaso absoluto rondando el sol ante la certeza de la vida y de la muerte. Ahora que el río trae mas río y las piedras ya no suenan, esconde tu mano bajo el agua -chapotea- saca un pez con forma de pulmón, y ahora sí, respira.