18 de febrero de 2009

César Miranda (de la serie, El Congreso de Literatura Fantástica, 11)

Dentro de todos los géneros y subgéneros y sub-sub-géneros de la literatura y paraliteratura fantástica, el que más llamó la atención fue el propuesto por Carlos Miranda: el cibergay. Libro de cuentos de tesis, es decir, de reafirmar una idea, una visión magullada de la letra, es Santuario Latino, su ópera prima compuesta de diez piezas, las cuales tratan sobre la desinhibición sexual de los personajes de cada cuento, los característicos estereotipos del machito sudaca: un dirigente de las juventudes comunistas fanático del Che Guevara, un motoquero sádico con tendencias suicidas, un boxeador amateur de provincia, un futbolista conocido en el mundo nocturno por sus , un asaltante de bancos, un micrero cocainómano y paranoico, un escritor frustrado organizador de eventos literarios, un levantador de pesas que se la juega por el oro olímpico, un personal trainer especialista en seducir ancianas y por último, un jugador de póker que ha vendido su alma al diablo a cambio de tener buena suerte. Estas historias se conjugan, y dialogan entre sí, porque cada personaje siempre está haciendo en la web lo contrario a lo que se esperaría de él en el mundo real; el dirigente político tiene una colección de fotos de comunistas famosos desnudos, el motoquero suicida está obsesionado con la belleza de James Dean y los carnosos labios de Jim Morrison, el boxeador amateur busca calzoncillos especiales para evitar erecciones en los combates contra sus rivales, el futbolista va a la búsqueda de los mejores salones de belleza y técnicas de tratamiento capilar con una monomanía ridícula y delirante, el escritor frustrado crea un blog dedicado a Winnie The Poh y Barney (supuestamente en tono de parodia), el levantador de peso cotiza un cambio de sexo con el pretexto de tener más posibilidades en la categoría femenina, el personal trainer busca en cientos de página de empresas farmacéuticas un producto para endurecer sus glúteos, y al final de la lista, el misterioso jugador de póker, que reúne a cada uno de los protagonistas en un casino (vía messenger), tiene como plan secreto emborracharlos y preparar una bestial orgía. Cuando se le preguntó en el lanzamiento a Carlos Miranda, si él era homosexual, respondió socarronamente: “¿y quién no”. Literatura Cibergay, la punta del iceberg, terminó con sus últimas palabras el escurridizo Carlos Miranda.

(Fin del ciclo veraniego del híper comentado y leído, Congreso de Literatura Fantástica. Quedaron en el tintero: Gastón Miéchica, Fernando de la Torre, Mauricio Peralta, y a un escritor de auto-ayuda llamado Francisco Rosario Felador, entre otros más. Habrá que esperar que salga en formato de libro, y considerar que lo publicado en este blog tan sólo es un apéndice de un texto mayor)

12 de febrero de 2009

Marcelo Salieri (de la serie, El Congreso de Literatura Fantástica, 10)

Allende a los Andes, Marcelo Salieri fue uno de los invitados de lujo al Congreso de Literatura Fantástica, “para darle un toque más internacional”, expresó vehementemente uno de los organizadores. Conocido por sus críticas al fútbol, al rock, y en especial a la literatura en boga (y no tan en boga) Salieri terminó siendo calificado por su pares como “el crítico involuntario por antonomasia”. Expresó en conferencia de prensa: “Mirá, a mi lo que me preocupa en realidad es lo cotidiano fantástico, podés ver que un robot que limpia a diario los bares no tiene nada de especial, pero si te metés de lleno y observás con atención, verás que hay siempre historias que pueden surgir, algo, un destello, la prefiguración de una risa por lo menos.” En el fondo, sentenció, la literatura fantástica es un género histérico que trata siempre de ponerse en un supuesto, en un tiempo y un espacio provisor, que un “supuesto individuo o colectividad” supo escoger bien, la posición adecuada, correcta, para tramar desde ahí sus ficciones. Sin embargo, ha publicado libros de diversa índole, como por ejemplo Manual para conjugar bien los verbos a la hora de hablar y escribir, dedicado a su amigo Arturo Alejandro; una biografía no autorizada de Zulemita y sus cachorritos infernales, la famosa banda liderada por Paulus Bull, donde relata las experiencias homosexuales y alucinógenas de sus integrantes; La Cancha de Fútbol como Universo, donde explica de manera astral, simbólica, religiosa y mágica del por qué de la seducción del mundo pelotero con la hinchada, esos hombres comunes y silvestres que agitan sus pasiones y banderas de infantil manera. En el Congreso de Literatura Fantástica, vale decirlo, sólo vino para realizar un par de entrevistas para medios especializados, pues hace tres años que no publica nada. Eso sí, anunció que pronto se venía una trilogía novelística con los siguientes títulos: Oda a los militares vírgenes, La codiciada Isla de Robinson Crusoe, y La salvaje depredación de los Gurkas. Vaya a saber uno qué historia se esconde tras esos enigmáticos nombres.

6 de febrero de 2009

Matilde Benavides (de la serie, El Congreso de Literatura Fantástica, 9)

Geóloga que llegó a la literatura por casualidad, reza en la contratapa de su única publicación hasta la fecha, un librito de poesía que pasó sin pena ni gloria. Yo la conocí hace mucho tiempo, cuando éramos unos jovenzuelos que compartían sus poemas y sus lecturas. Siempre pensé que algún día sería mi perfecta mujer casada, pero en realidad siempre me vio como su amigo, adjetivización detestable cuando se trata de una mujer no pacata, no convencional, no típica, ¿qué digo? Casi no mujer. Ella tenía todo lo que mi pervertida imaginación había maquinado. Ni siquiera pude robarle un beso cuando me invitó a su fiesta de graduación. Muchas veces me dijo que en realidad no le interesaba el sexo, ni tener una relación fugaz con un idiota. Luego, en alguna disco de algún perdido suburbio, era capaz de hacerles el beso negro a camioneros o a físico culturistas, de lo caliente que se ponía. Recuerdo que en una noche, entre tres se la follaron, cual de todos más horribles que yo. Y para mí nada, nada, pero nada, porque era su amigo y me veía como su hermano y podía dormir horas apoyando su cabecita en mis rodillas o pasearse semidesnuda delante de mí, pero sólo lo hacía por la confianza de hermano/amigo que me tenía. Pero otras cosas prefiero acallármelas, tanto por pudor como por vergüenza, y prefiero centrarme mejor en su propuesta escritural y no divagar tanto sobre su persona. Ella ese día exponía sobre: El Crecimiento exponencial aplicado a la raza humana, en el cual explicó el fatal destino de nuestra especie, la que básicamente está condenada a perecer asfixiada en el planeta tierra, tanto por falta de espacio como de recursos. Recuerdo que utilizó conceptos matemáticos bien bonitos y sofisticados, para llegar a una cuestión ética que al menos a mí me conmovió. El problema es que si seguimos poblando el planeta, llegará un momento en que la gente se desbordará de los márgenes físicos, como muñequitos de trapo cayendo al mar por exceso de tripulación; no habrá espacios ni recursos. Entonces cosas punibles como el aborto, el genocidio, o el asesinato, más adelante serán males necesarios para establecer un equilibrio planetario. Antes que cualquiera de los asistentes replicara su tesis, dijo: “sí, pensemos en colonizar otros planetas. Lo único que causará es que se retrasará un poco más la debacle final, por ende, estaremos condenados a vagar por siempre en el espacio, casi sin saber por qué, a la manera de La muralla china, de Kafka. Una conquista galáctica carente de sentido, automatizada, planeada por una sociedad pretérita, paranoica y neurótica ávida de más, que por supuesto, nos impulsará en una tarea absurda de un pasado que ya nadie recordará”. Cuando terminó su presentación, recibió una ovación por parte de los presentes, pero ella, tomando sus gafas y desenredándose su rizado pelo, detuvo con una mano en alto aquella espontánea manifestación, diciendo: “No me interesan mayormente estos temas. Déjenme leerles una poesía”:

(esta parte y otros sucesos y hazañas, saldrán en la novelita de quizás póstuma publicación:Una Novela de Ciencia-Ficción)

Nadie dijo nada. Se retiró discretamente y no la volví a ver ningún día más de lo que duró el Congreso de Literatura Fantástica. Pero una noche, cuando me acerqué para felicitarla por su poema en un bar, la vi sentada en las faldas de otra chica, dándose un beso apasionado, de esos que provocan una erección instantánea y una sensación infinitamente lastimera.

2 de febrero de 2009

Una breve disquisición en torno al cadáver de Bolaño (entre otros puntos)

1. Todo escritor aspira en algún momento a fabricar su propio mito. O no todos, pero sí al amenos aquellos que están disconformes con la parasitaria y aburrida Realidad.
2. De esto desprendemos que obra y autor corren un camino de manera paralela. Por supuesto, en casi todos los casos la obra sobrevive al mito del autor.
3. Aunque hasta el día de hoy se duda de la existencia del autor Shakespeare, atribuyendo su obra a sir Francis Bacon, entre otros candidatos.
4. Si seguimos hacia atrás, aún la existencia de Homero es cuestionada. ¿Habrá sido un ciego, o sólo una palabra para designar a un colectivo creador?
5. Recuerdo haber leído que un cercano de Borges comentaba sobre éste, que era demasiado mentiroso. Borges decía, no puede haber maldad si se miente para entretener y no para engañar.
6. Pero sin embargo, mentira, entretención y engaño, forman una Santa Trinidad, liderada por el Padre (el autor) el Hijo (la obra) y el Espíritu Santo (la imaginación, la memoria)
7. Una vez Borges contó que cuando tenía dieciocho años había cruzado el atlántico, y un marino portugués le había recitado de memoria unos versos de Coleridge.
8. Hace unos meses atrás, Javier Cercas, en una enrarecida columna comentó que le molestaba el mito del Bolaño salvaje y vagabundo, cuando en realidad se trataba de una persona muy normal, socialdemócrata y padre de familia.
9. Entonces podríamos suponer que Bolaño fue: a) un charlatán, b) un romántico tardío, c) un vendedor de baratijas.
10. ¿Por qué tanto misterio con la enfermedad que aquejó a Bolaño en sus últimos días?
11. En suma, soy de esa gente que sigue pensando que el autor es el oscuro hermano gemelo de su obra (como escribió Pitol), por ende, la biografía por escribirse de Bolaño será un pequeño fragmento, un apéndice si se quiere, de la obra total del detective salvaje.