16 de diciembre de 2010
Tifón. Novela. Ediciones Xipe. 125 pp. Encuadernación: en rústica cosida a mano
24 de noviembre de 2010
Huellas (apuntes desclasificados de El Secuestro)
8 de noviembre de 2010
Go to hell
La primera bala ingresó por el hombro derecho, quedándose enquistada entre la articulación de la clavícula y el acromion. La segunda fue mucho más certera. Entró de lleno entre ceja y ceja. Hubo salida de bala. La sangre y los sesos mancharon una reproducción de Manifiesto autorretrato, de Maurice Chobart. Aquél, silencioso en el trabajo, no levantaba nunca la voz. Sus compañeros no sabían si era por timidez o por algo más. Probablemente era un hombre quitado de bulla, silencioso, el extraño más extraño entre los silencios que conformaban su enclenque figura. Había ascendido a gerente hace menos de un año. Hombre trabajador, serio, bien trajeado y perfumado. Sus hijos lo atendían parsimoniosamente, llevando la atención a exquisitos y exagerados detalles: le dejaban las pantuflas junto al diario dominical, un café bien caliente y el cenicero de hueso, traído desde el extranjero. Sin embargo, aquella tarde del sábado, su nervuda mano dio tres veces contra el rostro de su mujer. No era la primera vez, ciertamente. Eyaculó en su pelo y en su ropa. La mujer, aturdida ante el sistemático zamarreo, tuvo que succionar su pene hasta dejarlo totalmente limpio y seco.
5 de noviembre de 2010
Esbozo de Robles Martínez
Primero fue en antigua reunión de amigos. Hablábamos de gente extraña, de seres ocultos que habían elaborado una obra secreta, más secreta aún que la propia existencia de ellos. El tema redundaba en torno a personas frágiles que habían pasado totalmente desapercibidas en el desafiante ambiente cultural de aquellos años. Entiéndase desafiante como amenazante, signos de una época en la cual todo transcurría de manera más lenta, con riesgos duplicados ante la creciente paranoia. No existía la autopromoción, ni los bombos y platillos orquestados por algún agente de la cultura.
Lo segundo vino después, en el alba, pero antes de pasar al segundo, elaboremos con más detalle el primero. Imagínense una reunión de amigos; hombres bebiendo algo alrededor de una mesa y hablando sobre variados temas en algún lugar de la tierra. Uno habló de la secreta obra de Jim Mendonza, pintor autodidacta, fallecido en ambiguas circunstancias. Otro mencionó a un tal Maurice Chobart, investigado por la policía desde hace años. Nadie sabía aún su real paradero.Un tercero, que sucede cronológicamente al momento segundo, dijo que el caso de Robles Martínez era aún más llamativo que los anteriores mencionados: Cobran una millonada por sus libros, aunque no lo crean amigos, de verdad, quizás exagere un poco.
Lo interrogamos el resto de los presentes, unos con miradas, otros con palabras farfulladoras y quebradas: Aunque parezca sacado de una mala novela, o de un buen cuento, o de una mediocre película, pero la verdad amigos míos, es que Robles Martínez prácticamente no existe. Con esto quiero recalcar que en realidad están sus obras, aún se puede encontrar una que otra en algún viejo puesto de saldos. Pero si consideramos que no tiene partida de defunción, ni siquiera alguna lápida perdida en un enmohecido cementerio, entonces su existencia física es puesta en duda. Al menos que su ser físico exista en este universo. Ello puede dejar abierta la posibilidad de que sus libros hayan sido enviados desde un universo paralelo al nuestro.
El que hablaba de esa forma exagerada, un poco rocambolesca, como extraído desde algún guión no muy bien elaborado, agregó que en algún mercado clandestino se cotizaban los libros de Robles Martínez que nunca habían visto la luz. ¿Cómo es eso? Se refería a obras que no habían sido comercializadas de manera pública, disponibles para cualquier transeúnte con el dinero necesario para adquirirlas. Son auténticas obras de arte, remató.
Lo segundo viene después del alba. Entre lo primero y lo tercero.
Nuestro amigo, luego de aburrirnos con una larga digresión en torno a la obra, el arte y su autenticidad, pude percibir que en verdad ni siquiera hablaba de algo normal. Me explico mejor. Cierto escritor español, de cuyo nombre no quiero acordarme, ideó en la ficción un libro que era capaz de asesinarte tras ser leído. Esto en la ficción, en el mundo de las letras. Pero la gran apuesta de Robles Martínez, en la realidad, fue que generó una especie de terrorismo cultural con sus obras. Supuestamente, quien era expuesto a las líneas de sus libros por algún tiempo, podía enloquecer. Sabemos que hay libros buenos, para relajarse, (¿con efectos sanadores? quizás sería llegar muy lejos al arriesgar tal hipótesis) con una carga energética positiva entre sus líneas. Jung se expresó con más propiedad de este tema en su Über psychische energetik und das wesen der träume, pero el que llevó más lejos esta teoría fue el místico alemán Gimmel Hizarrk, famoso por su obra Das Buch der Gartenzaun, en la cual intenta demostrar que las obras de arte abren puertas mentales a ciertas ideas arquetípicas que descansan en nuestro inconciente. Hizarrk bosquejó la idea de que una determinada disposición simbólica podía provocar la locura en el receptor de la obra. Pero no me explayaré más referente a este tema, del cual existe abundante bibliografía.
Lo segundo, lo que venía después del alba, es la posterior recreación, o en palabras más exactas, la escenificación de las obras de este autor. Pude encontrar un par de obras en una polvorienta librería de Valparaíso. Novelas que no tenían nada de extraño si se las leía distraidamente. Entonces mi búsqueda se inició ahí, tomándome como desafío el hecho de glosarlas una a una, para ver qué pasaba. Ingenuamente creía que de esta forma podía acercarme de una u otra forma al preciado botín de Robles Martínez; aquellos libros que enrarecían la mente a quienes los leyeran. Sin embargo, tal cosa no ha sucecido, hasta la fecha en que redacto esto.
28 de octubre de 2010
El año
1 de octubre de 2010
Rococó
28 de septiembre de 2010
Doxa, aquella muñeca
6 de septiembre de 2010
El cine fantasmático de Alonso Luna
(continúa...)
20 de agosto de 2010
Los catapultos, la novela
Todo eso irá ampliamente narrado, en unas veinte páginas, o mucho más. Todo depende de cómo pueda calibrar mi muñeca. Entonces, Jorge Jorge vuelve de un mazazo a la realidad, y es el momento en que debe escoger una postura. La madre falsa sostiene una tacita de café. La madre falsa lo mira desde su bata azulada con ojos desorbitados, con una sonrisa muy torcida, de mueca muy mal hecha, marginal. Entonces Jorge Jorge escoge la opción menos pensada: la mejor de todas.
13 de agosto de 2010
He pensado desarrollar algunas historias...
25 de julio de 2010
El hijo de Leibniz
8 de junio de 2010
http://www.novelachobart.blogspot.com/
3 de mayo de 2010
Apuntes sobre una historia robada

Hubo una época, ya olvidada por la mayoría, en que apareció una extraña secta que comenzó a acaparar a muchos fieles. Utilizando las ceremonias y las doctrinas de los derviches, combinaban esta estética con la antigua religión que reinó en el Ganges. Se denominaban La Serpiente. Se especuló que se trataba de un grupo económico que buscaba -como todo grupúsculo megalómano- instalarse en las cúpulas del poder, y desde ahí imponer su nuevo régimen. En los enormes y gastados muros de la hemeroteca pública, se podían consignar cientos de revistas y boletines pseudocientíficos que estaban catalogados bajo la pretenciosa y algo humorística etiqueta de “Conspiraciones”. El periodismo de ese entonces nutría sus páginas con estas supuestas conspiraciones secretas que surgían en todas partes del mundo, señalando que algunas eran tan antiguas que se remontaban a la primera época cristiana. Vladimir Von Himelzark, teólogo, asustado ante la avalancha especulativa que generaba opiniones encontradas entre la gente, citó a un antiguo místico sufí, Ibn Arabí, el cual decía que el ser humano tenía que abrirse a todas las experiencias posibles, para poder ser hombre y no quedarse en el intento. Von Himelzark había sido invitado a un programa televisivo de baja sintonía, pero él sabía que aún así tendría a un público cautivo de sus palabras. Y lo que vendría a continuación, recorrería la vuelta al mundo.
De una bolsa de papel oscura, Vladimir sacó una cabeza humana. El entrevistador pegó un acrobático salto hacia atrás, un salto poco televisivo, pero que ante la descabellada situación se justificaba. El teólogo se levantó de su asiento, y dijo: “acá cómo ven, una persona que quiso abrir su cabeza a todas las posibilidades que nos entrega el mundo, pero un rayo cayó del cielo y lo fulminó en el instante. No crean nada de lo que les dicen, y jamás vayan a rezar por un Dios que cortó los cables a tierra hace muchos siglos. Estamos creados a imagen y semejanza de Satanás…” Pero antes de que terminara sus palabras la señal se cortó.
De lo que ocurrió detrás de las cámaras mucho se ha escrito y comentado. Algunos dicen que el teólogo escupió una sustancia morada y muy ácida de su boca que llegó corroer el piso. Otros, que se desvaneció bajo una cortina de humo. No falta quienes atestiguan haber estado ahí y desmienten estas versiones. Dicen que el teólogo se había parado en las manos y pronunció unas palabras ininteligibles. Luego sacó una rosa negra de su bolsillo, se la tragó, y se apagaron las luces del estudio. Lo único que cierto es que cabeza y teólogo desaparecieron de la faz de la tierra. La policía estuvo analizando fotograma por fotograma la grabación, rastreando de manera detallada con un poderoso zoom digital todo lo que se grabó antes del corte de transmisión. Se determinó que la cabeza era real en un 90% y el 10% de utilería. Pertenecía a un hombre de unos veinticinco años, pero sus rasgos faciales coincidieron con más de ochenta en la base de datos. Fueron ubicado setenta y ocho, todos vivos. Uno se había ido del país hace muchos años y ahora trabajaba en una empresa de lácteos alrededor del mundo. El otro había muerto hace más de cinco años. Se dictaminó exhumar su cadáver. Cuando abrieron el ataúd, se dieron cuenta que su cabeza había sido cercenada. El sepulturero que estaba junto a la diligencia, se persignó y rezó tres padres nuestros, para que el difunto obtuviera nuevamente la paz, argumentó. El joven había muerto por una sobredosis de aerosoles, y según el parte médico, tenía un tratamiento contra la adicción que venía desde sus trece años años, cuando aún estaba en la escuela y había abandonado hace poco la tierna infancia.
Cuando los niños se negaban a comer la comida, las madres lo asustaban con el teólogo de la televisión. Les decían que les cortaría la cabeza y se los llevaría al infierno. Una banda de heavy metal le dedicó un disco a su nombre, que se tituló Headbanger Addiction. En la portada aparecía un intrincado dibujo lleno de símbolos y alusiones diabólicas. En el centro, la imagen del teólogo junto a la cabeza. El disco no vendió muchas copias, pero varios de sus singles sonaron durante más de un año en las radios, y fueron ampliamente pirateados en la web.
Las palabras del teólogo, sin embargo, tuvieron su esperado eco en un montón de especialistas de todas las áreas. Entrevistaron a Ernesto Verdenegro, sociólogo de la Universidad del Estado, de bajo perfil hasta ese entonces, que trató de explicar el fenómeno bajo la lógica del delirio. Dijo que la cantidad de información y de imágenes que rondaba en torno a la desaparición del teólogo auguraba una nueva era, la era de la simulación y de la alucinación colectiva pero con todos los soportes técnicos a su disposición. Se explayó en su idea, indicando que antiguamente, en los inicios remotos del hombre, se había creado una casta sacerdotal arquetípica para ejercer un control mental sobre la tribu. Por medio de ungüentos, música hipnótica, pequeñas bombas de humo, y un largo instrumental más, generaban una realidad llena de efectos especiales, como diríamos actualmente. La casta desarrolló a su vez la medicina, para darle mayor espectacularidad a sus intervenciones, y justificarse ante la tribu y a los gobernantes. Se hablaba de fuerzas cósmicas que dominaban al mundo y que podían ser controladas mediante la oración, de seres de ultratumba que eran capaces de controlar las mentes de los más débiles y enfermos. En un momento del discurso, el sociólogo empezó a tiritar y a tartamudear. El tono de la voz le cambió por uno más profundo. Le salió espuma por la boca. Luego se desmayó y cayó suelo. Un equipo de paramédicos lo atendieron en el acto. El sociólogo trataba de incorporarse pero unos fuertes sacudones lo lanzaban con violencia hacia atrás. Empezó a patalear y a agitar los brazos. Su cabeza rebotó tres veces contra el piso flotante del estudio, pero por suerte le pusieron un cojín en la base de la nuca y lo amordazaron fuertemente de la mandíbula, para que no se mordiera. Todo eso pasó en la tanda de comerciales. Pasados sus dos minutos, el sociólogo se quedó inmóvil y luego se levantó, ordenándose la ropa y peinándose los cabellos. Dijo que no era un vulgar ataque de epilepsia lo ocurrido, si no algo más complejo de describir. Bebió un vaso de agua que le ofreció el productor y se retiró pensativo del estudio televisivo. Al día siguiente apareció en las portadas de los diarios más sensacionalistas.
Otro relato, que no tuvo ninguna repercusión mediática, pero que sí coincide mucho con éste, comenzó a desarrollarse en las fauces de una novela aún no escrita, ni siquiera pensada.
7 de abril de 2010
29 de marzo de 2010
La dictadura científica acaba de empezar
Todo el mundo sale de su mamá
Menos ciertos clones y la progenie asexual
Los Nazis no perdieron la guerra (x2)
Sólo se mudaron de Europa para América
Y el tío Sam los acaparó, les dio trabajo y los animó
Pa que siguieran ingeniando como moderarnos.
Quieren convertirte en enemigo de la tierra (x2)
Hermana mayor será la naturaleza
Salven el planeta y el humano pa la mierda
¡No! ¡Sí! ¡No! ¡Sí!
Total corporativismo
Apócrifo terrorismo
Risueño pos-moderno neofascismo
En un gentil totalitarismo
Atropellos, grandes mentiras
Un mundo de crimen y unas cuantas enigmas
Esa es la orden del día
¡Hécate, Diana y la virgen María! (x2)
y el hombre ácrata y el hombre ingenuo
serán devorados por el orden posmoderno
yo no sé ques verdad pero sé ques mentira
esta cárcel ubicua es una falacia maligna
mitad animal mitad extraterrestre
somos simios con ADN demente
simios con ADN demente
híbridos con potencial emergente
no le tengas miedo a las serpientes
sé tú mismo y usa tu mente
globalización, homogenización,
para un mejor control
miedo demagogos con propaganda
¿Deseas esas papas agrandadas?
¿No te gusta algo hasta que ves su marca?
¿No crees en Dios pero sí en la ciencia pagana?
No debe haber ayuda para el hijo de la viuda
Por monopolizar las verdades ocultas
Nació con la ilustración
Creció con mucha revolución
Y ahora vemos la revelación
De cómo emprende su sujeción
Con su reinado de fausta opresión
La perspectiva de Russell ya es realidad.
La dictadura científica acaba de empezar (x3)
La dictadura final se acaba de instaurar.
Gobierno mundial, reducción poblacional
Nuevo orden mundial, nueva era feudal
Tú no causas el calentamiento global,
Que tú no causa el calentamiento global
Porque es un proceso natural
A causa de actividad solar
No me cobren por exhalar
No me maten por respirar
Facebook es tu carpeta digital
Dile adiós a tu privacidad
Cámaras aquí, cámaras allá
Cámaras alante cámaras atrás
Amenazas confabuladas
Pandemias orquestadas
Desastres no tan naturales (HAARP)
En mercados artificiales
¡invasión extraterrestre!
El futuro no será como el presente
Pues habrán nuevos cuentos sin precedentes
En un planeta con naciones impotentes
Club de Roma, comisión trilateral
El fondo monetario internacional
Chatman House y el CFR
El Banco Mundial y la Reserva Federal
Bilderberg y las Naciones Unidas
A todos les encantan las ideas globalistas
Unión Europea, unión Africana
Unión del pacífico, unión americana (¡Wu!)
En el norte como en el sur
NAFTA en esteroides y el UNASUR
Se está consolidando tu esclavitud
Tecno-vasallaje pa la multitud
Todo será instantáneo no habrá lentitud
Sólo un mundo feliz y una raza sin virtud
Estás abdicando a tu libertad
A cambio de idioteces y subsistencia digital
A cambio de miedo en un régimen mundial
A cambio ‘e mercancías y singularidad
A cambio de abulia en una nueva sociedad
La dictadura científica acaba de empezar (x2)
La sociedad pos-industrial acaba de cambiar
Falacias neo-maltusianas
En tecnocracias infrahumanas
La ciencia con su idiosincrasia
Hará de ti una especie exacta
Con el pragmatismo, transhumanismo
El fanatismo del ambientalismo
Darwinismo, fetichismos
Fármacos y consumismo
Ciencia sin amor es una anatema demoníaca
Sexo sin amor es una anatema demoníaca
Nuestro paraíso está llenándose de caca
Despierta ahora o permuta con la masa
Porque los demonios sí existen
Son bien listos y son reptiles
Tienen puertas y no es un chiste
El querer saber aún persiste
Al-Quaeda es la CIA
Ver un unicornio es como ver un terrorista (¿qué?)
Ver un unicornio es como ver un terrorista (¿qué?)
Pronto, todos, seremos terroristas
Embrutecimiento sistemático
Pa que consumas como un maniático
Igual de reemplazable que un neumático
Estoy rodeado de lunáticos
No eres un ser independiente
Ya no eres un ser independiente
Sino eres un recurso humano
Desde que estás en primer grado
Porque la escuela no es para educar
Es para transmutar tu identidad
Para manipular tu individualidad
Para condicionar tu realidad
Y para purgar tu originalidad
Pa que seas un peonsito más
Masificación de la instrucción
Juventud en una línea de producción
Destruye tu televisor (x2)
Tú eres más que un consumidor
Levántate y bótate el control
Jueces puercos profesores
Padres curas dictadores
Paradigmas opresores
Extraterrestres manipuladores
Ilotas trabajadores
Chips en tus interiores
De derecha o de izquierda
Moderado o de extrema
Todo es la misma mierda (x2)
Socialismo o neoliberalismo
Comunismo o capitalismo
En fin son elites haciendo lo mismo
Usando la ciencia en nombre de un ismo
Para enristrarte por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos de los siglos
La dictadura científica acaba de empezar (x4)
9 de marzo de 2010
Papiroflexia (ejercicio sobre un pedazo de papel)

5 de febrero de 2010
Pierre Bayard, o el arte de la no-lectura

Siempre me ha gustado enfermarme, ojala de alguna dolencia que termine postrándome durante semanas en algún hospital público. No porque sienta un placer sadomasoquista en el hecho, sino porque libros como En busca del tiempo perdido, de Proust, o Umbral de Juan Emar, fueron concebidos para gente con piernas fracturadas, caderas rotas, tísicos, y toda una larga lista de patologías que nos inmovilizan, nos anclan en una cama. Es en esos momentos, de soledad absoluta, donde se tiene la libertad completa para que esas lecturas afloren. Sin embargo, la realidad suele ser cruel con nosotros, y por eso nos enfermamos tan poco, encontramos trabajo, nos casamos, tenemos hijos, etc.
En la farragosa y atenuante vida en que nos encontramos sumergidos, no nos queda otra que devorarnos los libros en esos arrebatos de soledad que nos ataca, aún sabiendo que en la biblioteca existen millones de libros que nos esperan con sus tapas cerradas, y hablo de los buenos libros, pues si contabilizáramos el total, sería como contar granos de arena en una playa.
Ante esa ansiedad de no-lecturas, Pierre Bayard expone una singular tesis. En su libro, Cómo hablar de los libros que no se han leído -título mordaz, más propio de un humorismo inglés que de uno francés-, Bayard se cuestiona el hecho de que en nuestra memoria, en nuestra biblioteca individual, existen un montón de baches, de lagunas mentales causadas por la desmemoria y/o la imposibilidad física o azarosa de conseguir libros fundamentales para nuestro espíritu tan culto, cautivo y cautivante de lecturas. Bayard toma esta premisa, pero da un paso más. Afirma que en un contexto académico, tales lagunas son imperdonables. La no-lectura de Hamlet para un profesor de literatura inglesa, es igual de devastadora que la no-lectura del Quijote, si se trata de un profesor de literatura hispánica.
Pero en este caso ¿a qué se refiere Bayard con la no-lectura? El asunto parte con la proposición lógica de que somos incapaces de retener la totalidad de un libro: la memoria actúa como una especie de fotocopia errónea, llena de jeroglíficos que luego son reinterpretados por nuestro consciente. Pierre Bayard traslada un concepto del psicoanálisis a este ámbito: los “recuerdos-pantalla”. Esto tiene que ver con ciertos recuerdos de nuestra infancia, que al ser tan dolorosos, nuestro inconciente incapaz de tolerar tales imágenes, suplanta con otro recuerdo al trauma, haciendo más tolerable nuestro porvenir. En el caso de la lectura, al no poder recordar cada fragmento del libro, creamos un “libro-pantalla”, una superposición general y bastante antojadiza del verdadero libro.
Sin embargo, el concepto de no-lectura no se limita a los libros olvidados, también existen las categorías de “libros hojeados” y “libros desconocidos”. Son tantos los libros que los cánones culturales (piénsese en el monstruoso Harold Bloom) empujan a leer, y es tan escaso el tiempo, que muchas veces debemos aplicar lecturas antojadizas, rápidas, para hacernos una idea general de un libro. También existen comentaristas que nos hablan sobre libros que jamás hemos escuchado hablar, ilustrándonos a veces en dos líneas, o con el mero título del libro en cuestión, de lo que podría tratarse tal obra. La no-lectura empuja entonces al lector a situarnos de manera imaginativa al interior de las páginas del libro hipotético, a recrearlo por medio de un par de líneas, o inclusive por la portada de libro.
Pierre Bayard, por cierto, no escribe un burdo manual para “hablar en público de libros que no se han leído”, sino que al contrario, toma como hecho fundamental que en todo ámbito de la vida humana reina una gran hipocresía –más aún en el mundo académico- por lo que la no-lectura no debe ser un escollo a la hora de hablar sobre aquellos libros no leídos, sino que nos insta a utilizar esta desventaja como un resorte imaginativo, que nos empuje a analizar detalles, arcos temáticos o personajes inexistentes, que sólo son capaces de existir gracias a la actividad creativa de los interlocutores.
Cada capítulo del libro contiene un ejemplo literario, que es examinado como si se tratara de hechos reales. Así, tenemos el secreto de la abadía y el libro maldito, en El nombre de la rosa, de Umberto Eco, las delirantes aventuras de un escritor de best-sellers que es confundido con otro más selecto, en El tercer hombre, de Graham Greene, o el caso de un cerrado grupo de críticos y editores que publican y critican sin la necesidad de leerse los libros, en Las ilusiones perdidas, de Balzac.
Este libro es una exquisitez, tanto por su humor ácido y refinado, propio de un Oscar Wilde disparando a quemarropa (el cual también es mencionado en la obra) como por su sentido lúdico de la literatura, que podríamos encontrarlo en otro epígono francés: George Perec. Una vez terminada la lectura de la obra, de seguro que quedará discurseando en nuestras cabezas eso que siempre supimos referente a la conversación en torno a los libros, pero que nunca tuvimos la posibilidad de leerlo en un trabajo dedicado íntegramente al tema.
12 de enero de 2010
Vivir para morir- Aviador Dro (conmemoración 30 años!)

Ya está
Deja de pensar
Deja de dar vueltas sin parar
Si no podrías enloquecer:
Has sido preparado desde la niñez.
Esta es la unica verdad
La escuela te enseña a no rechistar
A obedecer
A ser uno mas
A mandar al cuerno tu oportunidad
Luego el ejército te hace un hombre
Un numero en vez de un nombre
Sigue a tu líder bota a tu amigo
Nunca sabrás por qué que has elegido
Ahora estás listo para trabajar
Rendir ,producir y luego acabar
Sentado en un banco del parque
Pensando quién eres
en dónde fallaste.
Vivir para morir
Entra en la mina de carbón
Ahora sabes lo que es traición
Quizás saliste o quizas te quedaste
No recuerdas ni como empezaste:
Estudiando fuiste un campeón
Y luego en tu empresa no tienes rival
Despiadado y sin corazón
Mejor un ascenso que una amistad
Ya estás bajo su control
Nómina strees y competición
Es la carrera de la rata
Asi tu vida es barata
Asi les sales a cuenta
Desde los quince hasta los setenta
Serás el "chico 90"
Pagaras el impuesto de la renta
Vivir para morir
2 de enero de 2010
El sol se apagó y apareció Dios
