Luego de cruzar los umbrales, de haber derrotado a toda la Policia Criminal de los Invisibles, una doncella china me esperaba tras los nuevamente umbrales del dolor. Estaba desnuda, reposando como una puta flor. Me saqué el revólver de mi sobaquera, y estirando mis brazos apreté con fuerzas a ese desnudo cuerpo. Pero antes de jalar el gatillo, me acerqué a la extraña cortina. Tenía las ventanas abiertas, semicirculares. Entraba una luz tenue. Arropé a mi doncella, y con esmero, comencé a deslizar mis dedos sobre el vidrio, para ocultar la escena del crimen.
http://www.youtube.com/watch?v=SINl5JY7LhI
