13 de abril de 2008

Flor de hielo


Darle una nueva mitología a una ciudad sin pasado, fue lo que caviló muy detenidamente el Poeta en medio de la carretera. El bus seguía avanzando a la par de la frenética marcha de autos y carros antibombas. Los peajes no hacían presagiar en nada el dilatado destino del Poeta, que enfilando su memoria por entre las páginas de un libro, observaba de reojo a una pareja que en la oscuridad se metía mano. Más atrás un borracho empinaba inescrupulósamente el codo. El bus seguía avanzando. En medio de una detención policial en la que se apagó todo vestigio de pánico, el Poeta se tatuó con su lapicera el dibujo de una flor.
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Esta es mi flor de hielo, la mayor de todas las anacronías que se yerguen por sobre mi cabeza.
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* Todo esto está referido con mayor precisión en la Novela Ininterrumpida, en donde Manuela Galdós escribe desde el fondo, en el mismo bus en el que viaja el Poeta, y con lentas palabras anhela y anida el vuelo de un pájaro en su corazón: el mismo pájaro que salió de la caja de Pandora: La Esperanza.
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** El Poeta es un doble de Pablo Rumel. La semejanza estriba en que no se parecen en nada, ni siquiera en el físico, o en la manera de escribir, con el autor de este blog.