Dentro de todos los géneros y subgéneros y sub-sub-géneros de la literatura y paraliteratura fantástica, el que más llamó la atención fue el propuesto por Carlos Miranda: el cibergay. Libro de cuentos de tesis, es decir, de reafirmar una idea, una visión magullada de la letra, es Santuario Latino, su ópera prima compuesta de diez piezas, las cuales tratan sobre la desinhibición sexual de los personajes de cada cuento, los característicos estereotipos del machito sudaca: un dirigente de las juventudes comunistas fanático del Che Guevara, un motoquero sádico con tendencias suicidas, un boxeador amateur de provincia, un futbolista conocido en el mundo nocturno por sus , un asaltante de bancos, un micrero cocainómano y paranoico, un escritor frustrado organizador de eventos literarios, un levantador de pesas que se la juega por el oro olímpico, un personal trainer especialista en seducir ancianas y por último, un jugador de póker que ha vendido su alma al diablo a cambio de tener buena suerte. Estas historias se conjugan, y dialogan entre sí, porque cada personaje siempre está haciendo en la web lo contrario a lo que se esperaría de él en el mundo real; el dirigente político tiene una colección de fotos de comunistas famosos desnudos, el motoquero suicida está obsesionado con la belleza de James Dean y los carnosos labios de Jim Morrison, el boxeador amateur busca calzoncillos especiales para evitar erecciones en los combates contra sus rivales, el futbolista va a la búsqueda de los mejores salones de belleza y técnicas de tratamiento capilar con una monomanía ridícula y delirante, el escritor frustrado crea un blog dedicado a Winnie The Poh y Barney (supuestamente en tono de parodia), el levantador de peso cotiza un cambio de sexo con el pretexto de tener más posibilidades en la categoría femenina, el personal trainer busca en cientos de página de empresas farmacéuticas un producto para endurecer sus glúteos, y al final de la lista, el misterioso jugador de póker, que reúne a cada uno de los protagonistas en un casino (vía messenger), tiene como plan secreto emborracharlos y preparar una bestial orgía. Cuando se le preguntó en el lanzamiento a Carlos Miranda, si él era homosexual, respondió socarronamente: “¿y quién no”. Literatura Cibergay, la punta del iceberg, terminó con sus últimas palabras el escurridizo Carlos Miranda.
(Fin del ciclo veraniego del híper comentado y leído, Congreso de Literatura Fantástica. Quedaron en el tintero: Gastón Miéchica, Fernando de la Torre, Mauricio Peralta, y a un escritor de auto-ayuda llamado Francisco Rosario Felador, entre otros más. Habrá que esperar que salga en formato de libro, y considerar que lo publicado en este blog tan sólo es un apéndice de un texto mayor)