A veces
la ruptura del deslizamiento
naufraga
en las olas del mañana.
Las gaviotas se han hecho cerillas
y los labios
no llegan a patinar la melodía.
A veces es mejor escapar, dicen tus gafas cuadradas de gato
la nariz recortada violentamente contra la siesta
silueta de sofá abandonado en medio de la calle
-dices, y la nariz salta en el sillón hecho sombras.
Ya -te digo, Lida Gramm-, mi pecho no se electrifica como antes;
anida seres y enanos que como palomas
se transforman en halcones de cristal
-Sus sombras proyectan conejos fantasmales-.
La estática de tus pies
anidan esos sueños.
Aspiro, como los gigantes
a vivir para siempre
bajo esa sombra
soñar.
la ruptura del deslizamiento
naufraga
en las olas del mañana.
Las gaviotas se han hecho cerillas
y los labios
no llegan a patinar la melodía.
A veces es mejor escapar, dicen tus gafas cuadradas de gato
la nariz recortada violentamente contra la siesta
silueta de sofá abandonado en medio de la calle
-dices, y la nariz salta en el sillón hecho sombras.
Ya -te digo, Lida Gramm-, mi pecho no se electrifica como antes;
anida seres y enanos que como palomas
se transforman en halcones de cristal
-Sus sombras proyectan conejos fantasmales-.
La estática de tus pies
anidan esos sueños.
Aspiro, como los gigantes
a vivir para siempre
bajo esa sombra
soñar.