15 de septiembre de 2011

Algo

Tomas un crucero de placer en dirección a la Nada. Ahí adentro, con los bolsillos y la panza inflada, puedes mirar con regocijo las lustrosas habitaciones y la cuchillería colgando lujosa, al compás de las olas que mecen como una cuna milenaria al gran armatoste en el que viajas . Puedes ver claramente el espejo de tu mirada que se refleja en los pilares de cristal, que sostienen casi de manera orquestal el gran armazón de acero. Ahí está, la fabulosa colección de huesos achicharrados que se pasean en elegantes vestidos y camisas, y finalmente el estadillo, borrando y tatuando zonas oscuras en tu cara. Ya con eso, podrás leer el reverso de estas letras, y quemar uno a uno el nombre de tus enemigos, esos que acechan dentro del Crucero, con miradas torvas y caballeras espesas, simbolizando quizás qué rictus carnavalesco, qué sanguinarios sentimientos con jeta de vampiro.