
Luego de un tiempo militó en el Partido Comunista. Lo expulsaron a las pocas semanas, por considerarlo demasiado subversivo e intolerante. Sus delirantes ideas para combatir al mal social, a la calaña burguesa, a la injusticia del trabajo mal pagado, tuvieron mucho mejor acogida en el Club Porteño de Ciencia-ficción y Literatura Fantástica. Ya por esas alturas, Rubem dominaba bien el español, tenía más de treinta años, y oficiaba como maestro en una pequeña escuelita rural del interior. Las versiones de cómo llegó al susodicho Club, y cómo se ganó el mote de "escritor de culto" es un capítulo largo y aparte. A modo de premio de consuelo, dejamos un autorretrato psíquico, que él mismo se hizo cuando tenía 29 años, poco antes de engrosar la no tan gruesa lista de grandes escritores de ciencia-ficción.
(nótese el poco forzado uso de la tercera persona)
*Rubem idolotra a los fusiles, los encarcelamientos en masa, la tortura a los democrátas y a los derechistas, también aprueba el genocidio nazi, pues los judíos (a excepción de Marx) son la usura de las almas, los artífices de la chatarra hollywoodense y demases porquerías.
*Rubem es experto en tres artes marciales, sabe disparar y recular el arma, y los fines de semana es parte de una tropa de avanzada anti-homosexual, pues los homosexuales son la ignominia que hay que erradicar, sí o sí.
*Rubem es macho, le gusta culearse a cuatro hembras al hilo, y luego azotarlas sin contemplación.
*Rubem se pierde en los relatos de Boris Pilniak, por considerarlo un maestro, un cabrón de la escritura, un mártir que fue torturado sin misericordia.
*Los hermanos Strugatski, Yevgeni Zamiatin, Anatoli Dneprov e Ivan Efremov son los escritores soviéticos que más admira, por sus grandezas, por sus visiones fantásticas de la realidad; de las posibilidades infinitas de poblar las estrellas o morir en una isla por culpa de cangrejos robóticos.
*Rubem se declara enemigo de los incompetentes, y ama al fascismo sólo y cuando es social y no sirve a las altas clases dominantes.
Rubem murió el mismo día en que fue invitado al Congreso de Literatura Fantástica, de un paro cardíaco. A los dos días se realizaron sus exequias, donde unos exaltados jóvenes leyeron fragmentos de sus obras, fumaron habanos y bebieron vodka hasta la amanecida.